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¿Sucumbirá el PAN en la tentación de la extrema derecha?

Este fin de semana, el PAN organizó un evento de relanzamiento que buscaba marcar un nuevo rumbo. Presentó un nuevo logo, lanzó una app para afiliarse, propuso acercarse a los jóvenes y abrazó el lema “Patria, familia y libertad”. Además, anunció que no hará “alianzas nacionales inmediatas” con otros partidos, en alusión al Partido Revolucionario Institucional, y que dará prioridad a candidaturas por encuesta y nuevos afiliados. Eso fue todo.

No hubo una reflexión sobre cómo recuperar la confianza de los ciudadanos y revertir la opinión negativa que se tiene sobre el partido. Morena pudo construirse sobre la base de una clase política dominada por el PRI, el PAN y el PRD que se asoció con la corrupción, la frivolidad y la desconexión con la población. Si no se piensa en una vía para resolver este problema, cualquier intento de lavado de cara será en vano. 

El único elemento de contenido es el lema “Patria, familia y libertad”. Por el momento, no son más que tres palabras que dejan en la ambigüedad el significado concreto que se les pretende dar, si es que lo tienen claro al interior del partido. No deja de ser preocupante la familiaridad del lema con las derechas extremas contemporáneas en diferentes latitudes. Ahí, esos conceptos significan apostar por los roles tradicionales de género, un discurso de odio a la diversidad sexual y políticas económicas neoliberales sin cortapisas que vulneran a las mayorías. 

Es incierto que el México actual sea campo fértil para un discurso de extrema derecha como el que ha florecido en Argentina, Estados Unidos o Italia, pero tampoco es claro si ése sea el camino que el PAN quiere tomar. El problema es que ni siquiera ellos mismos parecen tener claro hacia dónde quieren y pueden ir.