Pemex ha vuelto a los titulares y a la conversación pública. La refinería de Dos Bocas, en Tabasco, enfrenta problemas de corto y largo plazo.
Por un lado, se presenta una disminución en la producción de sus gasolinas pues por los números que se presentan, ésta aún no ha salido de la línea de ensamblaje ya que, al mes de mayo, ha alcanzado un 30 por ciento de su capacidad de producción instalada, según los últimos reportes. Por otro, la cantidad de recursos que se le destinan cada vez aumentan más.
Los números desmienten las declaraciones de que está al 100%. De hecho, las dos plantas más cruciales, la planta combinada y la coquizadora, ni siquiera han podido iniciar pruebas. Dichas pruebas ocurrirán recién en 2026.
Por un lado, se presenta una disminución en la producción de sus gasolinas pues por los números que se presentan, ésta aún no ha salido de la línea de ensamblaje ya que, al mes de mayo, ha alcanzado un 30 por ciento de su capacidad de producción instalada, según los últimos reportes. Por otro, la cantidad de recursos que se le destinan cada vez aumentan más.
Los números desmienten las declaraciones de que está al 100%. De hecho, las dos plantas más cruciales, la planta combinada y la coquizadora, ni siquiera han podido iniciar pruebas. Dichas pruebas ocurrirán recién en 2026.
Los números recientes revelan el desafío. Junio fue el mes de mejor desempeño, produciendo casi 200,000 barriles. Esto representa un 64% de la capacidad total de 340,000 barriles. Sin embargo, la producción cayó a 150,000 en agosto y se proyecta a 130,000 para septiembre. La baja ocurrió por problemas en la planta de cogeneración, la cual sufrió apagones cerca de 6 días.
La refinería no produce gasolina comercial (Magna, Premium o Diésel). Actualmente genera combustibles intermedios como combustóleo, a los cuales les falta sobre todo oxigenantes y requieren quitar toda la parte de los azufres. A pesar de que la construcción comenzó hace seis años, se pronostican entre 18 y 24 meses de un periodo de pruebas para que opere al 100%.
El costo de esta infraestructura se disparó. Originalmente presupuestada en $8,000 millones de dólares, el precio reconocido por la empresa asciende a 22,000 millones de dólares. Las proyecciones indican que el capital invertido nunca lo va a poder recuperar el Estado mexicano.
El futuro es aceitoso, pues el gobierno sigue inyectando dinero. La Secretaría de Hacienda no ha exhibido ningún nivel de detalle de sus proyectos en el paquete fiscal por primera vez desde 1994.
Además, Pemex debe pagar $44,300 millones de dólares entre 2025 y 2027, recursos que la petrolera no los producen ni los tiene.
Si se considera que la economía nacional crece al 1%, claramente no genera el suficiente dinamismo para sostener a Pemex. La disyuntiva es grave: o mantener los programas sociales o seguir apoyando a la empresa estatal.
Además, Pemex debe pagar $44,300 millones de dólares entre 2025 y 2027, recursos que la petrolera no los producen ni los tiene.
Si se considera que la economía nacional crece al 1%, claramente no genera el suficiente dinamismo para sostener a Pemex. La disyuntiva es grave: o mantener los programas sociales o seguir apoyando a la empresa estatal.