Misión Cortafuegos: ¿avance para blindar la frontera?
El gobierno de México y Estados Unidos anunciaron la creación de la “Misión Cortafuegos: Unidos contra el Tráfico de Armas de Fuego”, una iniciativa bilateral para frenar el flujo ilegal de armas hacia México. Como parte del plan, se expandirá el uso de eTrace, herramienta de la ATF para rastrear armas; se implementará identificación balística en las 32 entidades del país; se aumentarán operativos en la frontera y se fortalecerá el intercambio de inteligencia. Esta misión surge en el marco del Programa de Cooperación de Seguridad Fronteriza y Aplicación de la Ley, acordado entre ambos gobiernos durante la visita del Secretario de Estado Marco Rubio a México.
La Misión Cortafuegos marca un logro del gobierno de México, que ha insistido seriamente en los últimos años en la importancia de meter en la ecuación de la cooperación de seguridad el tráfico de drogas de Estados Unidos hacia México. Con esta iniciativa, se reconoce que el tráfico de armas no es un problema menor. Hacer de esta lucha una prioridad bilateral implica asumir responsabilidades compartidas entre los dos países.
El anuncio de la cooperación en esta área es positivo y podría ser prometedor. Desde luego, su éxito dependerá de que el tema se mantenga como una prioridad de la relación y de cómo esta voluntad se traduzca en detalles concretos. ¿Cuántos recursos humanos y financieros se destinarán? ¿Cómo se coordinan las fuerzas federales de ambos países entre sí y con las locales de ambos lados de la frontera? Además de mejorar la revisión en los cruces fronterizos, ¿cuál será la estrategia para identificar y detener las rutas ilegales?
México y Estados Unidos han implementado proyectos de cooperación en seguridad durante años, pero los resultados han sido limitados. Sin voluntad política sostenida en el tiempo, compromiso de recursos y una estrategia amplia de mejora de Estado de derecho, esta nueva iniciativa podría convertirse en una promesa incumplida más.