Extorsión a productores de limón: el crimen organizado como autoridad tributaria
El limón, ingrediente indispensable en la mesa de los mexicanos, hoy se ha vuelto símbolo de una crisis mayor, pues en su producción se revela la incapacidad del Estado para garantizar la seguridad y la justicia. En Michoacán, productores han denunciado que grupos criminales, como “Los Viagras”, han aumentado las cuotas de extorsión. Ahora pretenden cobrarles 4 pesos por kilo, en lugar de 2, según reportó El Universal. Así, quien siembra y cosecha no sólo debe preocuparse por el trabajo de la tierra y su negocio, sino también por pagar un “tributo” a grupos criminales por permitirles llevar a cabo sus actividades.
La extorsión golpea, efectivamente, a las comunidades productoras, pero también llega a la mesa de millones de familias. Si los criminales elevan sus cuotas, el precio del limón subirá en los mercados y supermercados de todo el país.
La extorsión es una afrenta grave del crimen organizado al Estado mexicano. Por un lado, desafía su capacidad para proteger a la población, que es la principal razón de ser de un Estado. Por otro lado, se erige como una autoridad tributaria paralela, pues las cuotas de extorsión no son otra cosa que impuestos ilegales que los productores y los consumidores debemos pagar.
No se trata únicamente de violencia contra productores, sino de un reto directo al gobierno, que debería ser el único capaz de recaudar, proteger y hacer cumplir la ley.