Bolivia vivió este domingo una jornada democrática histórica. Casi ocho millones de bolivianos estaban habilitados para sufragar en la segunda vuelta presidencial de su historia. Los ciudadanos eligieron entre el exmandatario Jorge Tuto Quiroga y el senador Rodrigo Paz.
Estos comicios marcan el fin de cerca de dos décadas de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS), que lideró Evo Morales. La jornada, que registró una alta participación y fue calificada como tranquila y ordenada por la Misión de Observación de la Unión Europea, se desarrolló en medio de una aguda inestabilidad económica y política.
El nuevo presidente, que tomará posesión el 8 de noviembre, enfrentará desafíos inmediatos. La principal exigencia ciudadana es estabilizar la economía del país. Esto implica garantizar la circulación de dólares y la distribución de gasolina y diésel para poder reactivar el aparato productivo nacional.
También es fundamental lograr la estabilidad en los precios de la canasta familiar, una situación que afecta directamente a las familias bolivianas. Analistas también subrayan la necesidad de recobrar la credibilidad en las instituciones gubernamentales y fomentar el diálogo con la Asamblea Legislativa en este contexto polarizado. Los resultados totales de la votación se conocerán hasta el día miércoles.