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El Apertura 2025 de la Liga MX cerró su fase regular con 475 goles, convirtiéndose en el torneo con más anotaciones en 20 años, solo por debajo de los 479 del Apertura 2005, según datos oficiales de la liga.
A primera vista, el dato parece una señal positiva para el espectáculo, más goles, más ocasiones, más emoción en cada jornada y, sobre todo, un promedio alto de goles por partido que rompe con la tendencia de torneos más defensivos o erráticos en el último par de décadas.
Sin embargo, ¿es realmente algo digno de presumir o solo una cifra anecdótica? La respuesta no es tan simple. El número bruto de goles no dice todo por sí mismo. Un torneo puede sumar muchas anotaciones por partidos desequilibrados, errores defensivos constantes o estilos de juego poco organizados. Los goles suelen asociarse con entretenimiento, pero también pueden ser síntoma de deficiencias tácticas o líneas defensivas pobres que más que elevar la calidad del futbol, lo hacen más caótico. En torneos donde la paridad es alta y las defensas están bien plantadas, los goles suelen costar y se valoran más; cuando la cifra sube, también hay que cuestionar si eso ocurre por méritos ofensivos o por fallas colectivas que dejan espacios demasiado abiertos.
Además, esta comparación histórica con 2005 tiene contextos diferentes: formatos, número de equipos y estilos de juego han evolucionado. El futbol moderno prioriza transiciones rápidas y volumen ofensivo, algo que puede inflar estadísticas sin necesariamente elevar la calidad general del espectáculo.
Aunque la cifra de 475 goles es un dato llamativo y útil para resaltar en notas y rankings, no basta solo con números para afirmar que el Apertura 2025 fue un torneo más emocionante o mejor que otros. Los goles cuentan, pero también importan cómo y por qué se dieron.
A primera vista, el dato parece una señal positiva para el espectáculo, más goles, más ocasiones, más emoción en cada jornada y, sobre todo, un promedio alto de goles por partido que rompe con la tendencia de torneos más defensivos o erráticos en el último par de décadas.
Sin embargo, ¿es realmente algo digno de presumir o solo una cifra anecdótica? La respuesta no es tan simple. El número bruto de goles no dice todo por sí mismo. Un torneo puede sumar muchas anotaciones por partidos desequilibrados, errores defensivos constantes o estilos de juego poco organizados. Los goles suelen asociarse con entretenimiento, pero también pueden ser síntoma de deficiencias tácticas o líneas defensivas pobres que más que elevar la calidad del futbol, lo hacen más caótico. En torneos donde la paridad es alta y las defensas están bien plantadas, los goles suelen costar y se valoran más; cuando la cifra sube, también hay que cuestionar si eso ocurre por méritos ofensivos o por fallas colectivas que dejan espacios demasiado abiertos.
Además, esta comparación histórica con 2005 tiene contextos diferentes: formatos, número de equipos y estilos de juego han evolucionado. El futbol moderno prioriza transiciones rápidas y volumen ofensivo, algo que puede inflar estadísticas sin necesariamente elevar la calidad general del espectáculo.
Aunque la cifra de 475 goles es un dato llamativo y útil para resaltar en notas y rankings, no basta solo con números para afirmar que el Apertura 2025 fue un torneo más emocionante o mejor que otros. Los goles cuentan, pero también importan cómo y por qué se dieron.
