Diversos estudios han demostrado que el dolor emocional activa las mismas zonas cerebrales que el dolor físico. Por eso, cuando alguien atraviesa una ruptura amorosa, el malestar puede sentirse tan real como una herida. En ese contexto, investigaciones han explorado si el paracetamol, además de calmar la fiebre y el dolor corporal, también puede disminuir la intensidad de las emociones negativas.
Científicos de la Universidad Estatal de Ohio observaron que quienes tomaron este analgésico reaccionaron con menor carga emocional ante situaciones tristes o estresantes. La hipótesis sugiere que el medicamento podría atenuar tanto el sufrimiento como la euforia, funcionando como una especie de “anestesia emocional”. Sin embargo, los expertos advierten que no debe utilizarse con ese fin, pues su abuso puede causar daño hepático y no resuelve el origen del malestar.
En cambio, los psicólogos destacan el perdón como una vía más efectiva para sanar. Liberar resentimientos y aceptar la pérdida ayuda a reducir la tensión emocional y física que provoca el desamor.
Aunque no existe una fórmula infalible para curar un corazón roto, combinar el alivio temporal de la medicina con la reconciliación emocional puede ser un recordatorio de que el bienestar no solo se construye desde la mente, sino también desde el alma.