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El alcohol, incluso en pequeñas dosis, puede acelerar el deterioro cognitivo

Durante años se pensó que una copa de vino al día podía ser inofensiva o incluso buena para la salud. Sin embargo, investigaciones demuestran que no hay una cantidad segura de alcohol cuando se trata del cerebro.

Un estudio publicado en eClinicalMedicine, una revista médica, analizó a más de 300 mil personas y encontró que incluso quienes beben de forma ocasional tienen más probabilidades de desarrollar demencia que quienes no consumen alcohol.

Los expertos explican que el etanol y otras sustancias derivadas del alcohol dañan directamente las neuronas y pueden reducir el tamaño del cerebro con el tiempo. También se ha descubierto que favorecen la acumulación de placas relacionadas con el Alzheimer, lo que acelera el deterioro cognitivo.

El daño no ocurre de un día para otro, pero sí se acumula con los años. Cada copa contribuye poco a poco a un desgaste que puede afectar la memoria, la concentración y el aprendizaje.

Por eso, los especialistas insisten, no existe un consumo “moderado” que sea completamente seguro. En su lugar, recomiendan adoptar hábitos que sí protegen al cerebro, como dormir bien, hacer ejercicio y mantener una alimentación equilibrada.

Cuidar la mente implica también repensar lo que se toma. A veces, decir “no” a una copa es una forma de cuidar el cuerpo a futuro.