La violencia contra la prensa en Argentina alcanzó niveles alarmantes durante 2025. Según informes de sindicatos y la Universidad de Buenos Aires, las agresiones policiales sumaron 83 casos en solo once meses. Esta cifra representa un incremento del 66% comparado con el periodo previo, evidenciando un entorno hostil para el ejercicio informativo.
Foto reporteros como Marcos Sierra enfrentan hoy una realidad peligrosa. Sierra, quien sufrió ataques con gas pimienta y una fractura de tabique, utiliza ahora casco y máscara antigás para cubrir manifestaciones. "Lo que está buscando el gobierno es disciplinar a la sociedad en todos los aspectos... y a la prensa por mostrar y registrar justamente esos hechos represivos", denunció el fotoperiodista. El incidente más crítico involucró a Pablo Grillo, cuyo cráneo resultó fracturado por un proyectil de gas lacrimógeno disparado de forma horizontal por la policía.
El clima de tensión trasciende las calles. El presidente Javier Milei y sus funcionarios enfrentan señalamientos por hostigamiento digital y demandas judiciales contra comunicadores. Organizaciones civiles expusieron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el discurso estigmatizante del Ejecutivo, donde se replican frases como "no odiamos lo suficiente a los periodistas".
Mientras la justicia procesa a uniformados por abuso de armas agravado, el oficialismo impulsa reformas que derogan el Estatuto Especial de los Periodistas. Argentina deberá responder pronto ante organismos internacionales por el trato hacia quienes reportan la realidad nacional.
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