La Presidenta Claudia Sheinbaum definió el cierre del presente ciclo como una etapa de alta exigencia para el Estado mexicano. El retorno de Donald Trump al poder y la implementación de un esquema comercial inédito desde Washington marcaron la dinámica internacional. No obstante, la titular del Ejecutivo aseguró que la nación logró avanzar priorizando el bienestar social y la transformación estructural del país.
En materia energética, el gobierno consolidó cambios constitucionales trascendentales al artículo 28. Esta reforma protege a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), permitiéndole generar el 54% de la energía del territorio sin ser señalada como monopolio. Dicha acción revierte gran parte del modelo de 2013 que, según la mandataria, debilitaba las plantas públicas frente al mercado privado. Paralelamente, Pemex mantiene una ruta clara para alcanzar la producción de 1.8 millones de barriles diarios mediante el fortalecimiento de la refinación y la petroquímica.
Respecto al sistema de justicia, la mandataria calificó a México como la nación más democrática del planeta por elegir mediante el voto popular a los integrantes del Poder Judicial. "Es mucho mejor que la gente pueda decidir" a que la selección dependa únicamente de la jefatura de Estado o del Senado, sentenció. Según Sheinbaum, este nuevo paradigma garantiza un Estado de derecho real, arrebatando la institución de intereses privados que la mantenían secuestrada.
Con el inicio de su segundo año de gestión, el mensaje para el gabinete ministerial exige intensidad y respuesta inmediata a la población. La administración federal proyecta un esquema de trabajo a largo plazo en fuentes renovables y financiamiento claro para el sector hidrocarburos. México concluye el periodo demostrando resiliencia frente a las presiones externas mientras profundiza sus reformas internas.
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